En la actualidad, el estrés es parte de nuestro día a día y ya lo vemos como algo “normal”.

Sin embargo, cuando dejamos que este guíe nuestras acciones o toma de decisiones a la hora de conducir, puede ser muy peligroso, ya que el estrés puede provocar taquicardias, sudoración, respiración acelerada, mareos y hasta problemas en la visión, lo que se traduce como un bloqueo en las capacidades de conducción de una persona.

Existen 3 principales razones para vivir estrés a la hora de viajar, y estos son:

2. Falta de pericia personal o de otros conductores, al limitar el avance de una vía, por temor a generar accidentes.

3. 

3. Temas personales, profesionales o emocionales, que, al no ser tratados de la forma correcta, se ven proyectados como irá, frustración e incluso agresión, a la menor provocación.

¿Cómo evitar el estrés al conducir?

En lo general, los temas personales, profesionales y emocionales, no poseen una solución inmediata, ya que requieren un proceso de análisis y solución personal e individual, pero sí podemos trabajar sobre otros puntos, como:

Sal con tiempo suficiente.

Esto te permitirá viajar con mayor tranquilidad y para que en caso de encontrar un embotellamiento, el tiempo no se convierta en el detonador del estrés.

No conduzcas cansado (a).

Al estar agotado y manejando, el cuerpo se enfoca en la necesidad de requerir un descanso, por lo que, al no obtenerlo, los niveles de cortisol se incrementan en la sangre y con ello la posibilidad de estresarse.

Adicional, el manejar cansado es sumamente riesgoso, ya que podrías quedarte dormido (a) y generar un accidente automovilístico.

Enciende el aire acondicionado.

El manejar con frío o calor excesivo, puede generar molestias y aumentar la posibilidad de entrar en un episodio de estrés. sobre todo, si estamos en medio del tráfico.

Busca nuevas rutas.

El viajar por las mismas vialidades puede crear una sensación de aburrimiento y pesadez, que, al ser combinados con cualquiera de las principales razones para la generación de estrés, puede convertirse en una situación de enojo y frustración.

Conduce a una velocidad prudente.

Al manejar siempre a exceso de velocidad, tu “sistema” se acostumbra a que esa sea la velocidad normal, por lo que, en caso de encontrarnos con un bloqueo, casi inmediatamente nuestro cuerpo entra en un punto de bloqueo.