Probablemente es el monumento más emblemático del país.

Se trata de un monumento que se inauguró en 1910, este es una escultura dorada de una victoria alada colocada en la parte superior de una columna y se eligió para celebrar el centenario de la independencia de México, por el entonces presidente de la República, Porfirio Díaz.

Este monumento tiene un mirador especial al que se puede acceder subiendo 200 escalones.

Además, en su base hay un mausoleo, donde se conservan los restos de muchos héroes nacionales.

¿Ya sabes de cuál monumento hablamos?

El lugar fue diseñado por el arquitecto Adamo Boari e inaugurado el 29 de septiembre de 1934 por el entonces presidente Abelardo Rodríguez, y desde ese día hasta la actualidad ha albergado más de 100,000 eventos, conciertos, obras de teatro, óperas, danzas, exposiciones de pintura y escultura, y más.

El exterior del edificio está diseñado según los principios del Art Nouveau con muchos motivos inspirados en la flora y fauna mexicana, así como motivos de origen prehispánico.

En su interior alberga el Teatro Nacional. Este es considerado la obra más importante en su género en la vida cultural y artística de nuestro país en la segunda mitad del siglo XIX.

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Fue la primera estructura construida en torno al uso de vidrio y aluminio para enmarcar, y hasta 1972 fue el edificio más alto del mundo con 44 pisos y poco más de 180 metros de altura.

Su ubicación y construcción son ejemplares para los cimientos y otros edificios del mundo y se han ganado una reputación mundial como uno de los pocos edificios que han sobrevivido a los terremotos de 1957, 1985 y 2017, y hoy es uno de los edificios más famosos de la Ciudad de México.

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Ubicado al norte de la Plaza de la Constitución en el centro histórico de la Ciudad de México, este edificio histórico fue construido según los planos del arquitecto español Claudio de Archenega, tomando como referencia las iglesias españolas, después de la conquista de Tenochtitlan.

Las obras se iniciaron en 1573, se terminaron en interiores en 1667 y en exteriores hasta 1813 (poco menos de 250 años); Tiene 59 metros de ancho, 128 metros de largo y 67 metros de alto.

Está dedicado a la memoria de la Virgen María en el cielo de la Ciudad de México y es una de las obras más distintivas de la arquitectura hispanoamericana.

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En 1933, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia rescató el edificio Emile Benard, una estructura sin terminar, pero que tenía un gran valor arquitectónico.

Él reinterpretó las estructuras y espacios para darles un nuevo significado: usar la plaza como un espacio público para conmemorar la lucha del pueblo mexicano.

El nuevo diseño se centra en la combinación del arte prehispánico y cubista, y fue construido con cuatro columnas por el Sr. Oliverio Martínez, esto para simbolizar la independencia, la reforma, la agricultura y el movimiento de derecho laboral.

Fue terminado en 1938 y desde 1936 el monumento ha servido de mausoleo a figuras revolucionarias que se asentaron en tumbas colocadas en la base de las cuatro columnas: allí se trasladaron los restos de Venustiano Carranza en 1942, Francisco I Madero en 1960, Plutarco Elías Calles en 1969 y Villa Francisco "Pancho" en 1976. Lázaro Cárdenas ha estado allí desde su muerte en 1970.

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